El partido terminó empatado 1 a 1 y luego se suspendieron los penales. El árbitro Andrés Rosembaum no pudo con el “amistoso” y el espectáculo terminó en un escándalo.


Lo primero que hay que decir es que quedó demostrada la imposibilidad de enfrentar a los equipos locales en un amistoso. Y que, probablemente, hayamos asistido a la última edición de la Copa Municipalidad de Ucacha.
Luego pronunciar que es una pena que ni desde el periodismo, ni desde las parcialidades ni desde los jugadores entendamos que esto es sólo un partido de fútbol. Con mucho en juego, acaso demasiado por ser un amistoso, pero sólo un partido. Nada más.
Renglón seguido, habrá que decir, no sin preocupación por el torneo que se viene, que la terna arbitral no estuvo a la altura de la circunstancia. Es una pena, porque lo que pudo ser una fiesta terminó en un bochorno. Porque se les fue de las manos un clásico que no era por los puntos y que debieron apaciguar. Cuando luego de un partido, se habla mucho de los árbitros y no del juego y sus jugadores; es porque algo no anduvo bien en las decisiones tomadas.
El partido
Alrededor de 600 personas le dieron marco a un partido que, ya antes de empezar, se veía que de amistoso no tenía nada. Y desde el arranque, cuando todavía no iban 5 minutos, luego de un gran pase del 5 de Atenas Sergio Magallanes, desborda Rivera dentro del área, lo cruza Vanteson y Andrés Rosembaum (árbitro del cotejo) entendió que hubo penal. La parcialidad albirroja protestó airadamente, pero el árbitro no dudó. Como en el partido anterior, Gastón Tamagnini convirtió el penal y adelantó a los “blancos” 1 a 0.
No pasó mucho, para que Vanteson ( de gran partido) estrellara en el travesaño un cabezazo de lo que pudo ser el empate albirrojo. Y a los 10 minutos, el “Aviador” tuvo con un penal una chance inmejorable en los pies de Fabricio Mattio. Sin embargo, Lucas Amoroso adivinó el palo y detuvo el remate. Atenas seguía 1 a 0.
Minutos más tarde, a los 23 aproximadamente, Rosembau expulsa al 5 de Jorge Newbery, el bonaerense Daniel Brescián que estaba a prueba, por doble amonestación ( le cometió un full a Sánchez y otro a Rivera).
Hasta acá se pegaba y se hablaba más de lo debido. Atenas era un poco más conducido por Guillermo Rivera y Sergio Magallanes desde la mitad. Pero, a los 29 minutos, Guillermo Rivera simula una falta de Davico. El árbitro no amonesta a Rivera en ese momento; Davico reacciona y agrede a Rivera. Entonces, en un fallo harto discutible, expulsa al agresor y al agredido. Probablemente, si el 10 de Atenas hubiera visto la amarilla por simular, la reacción de Davico no hubiera existido. También es probable, que si Davico no hubiera reaccionado, Rivera terminaba el partido en el campo. Lo cierto es que, en la ley de las compensaciones ( un penal para cada uno; en esta jugada los dos expulsados), Atenas quedó con 10 y Newbery con 9. Acaso, en la sumatoria de oportunidades de la primera parte, Atenas haya sido un justo ganador.
En la segunda mitad, Newbery, a pesar de tener un jugador menos, tuvo más la pelota y se acercó con mayor peligro al arco de Amoroso. Tres fueron los puntos altos de la levantada albirroja: Juan Griguol ( que con medio tiempo le bastó para demostrar que su nivel está intacto), Hernán “Nacho” Ponce que, recostado sobre una punta apareció como el delantero peligroso que es, y uno de los mejores arqueros de la liga ( sino el mejor)Roberto “Jimi” Morales que cuando su equipo quedó en línea de tres y en desventaja numérica tuvo grandes intervenciones ( entre ellas un mano a mano con la “Juana” Caldéz y otra oficiando casi de líbero).
En tanto, el partido se jugaba con adrenalina extrema. Piernas fuertes no observadas por el árbitro, ni los jueces de línea, enrarecían el ambiente. Y el “Aviador” con los centros del “Nacho” inclinó la cancha. Atenas lo aguantó bien los noventa minutos, pero en el epílogo, y en una de tantas pelotas en el área, cuando se jugaban casi cuarenta y siete del segundo tiempo, Andrés Rosembaum interpretó que la pelota pegó en el brazo del jugador de Atenas, Fernando Schdmit, y cobró un penal discutidísimo por la parcialidad alba. Acaso, hubo en un centro un agarrón a “Nacho” Ponce que fue más penal que ese. Y otras dos potenciales manos (una del lado de Newbery y otra del lado de Atenas que el árbitro no interpretó como falta). Y también se podría suponer, que si entendía que esta mano era casual ( si es que era mano) y no la cobrara, los albirrojos hubieran protestado más otras determinaciones del árbitro, pero no este fallo. También hay que decir que por el hecho de jugar con uno menos y salir a buscar el empate Newbery lo merecía. Claro, merecer el empate no implica merecer un penal. Lo cierto es que Hernán “Nacho” Ponce colocó la pelota rasante, en contra del palo de un Amoroso que volvió a adivinar la orilla pero no llegó. Gol del albirrojo. Gol del Nacho. Que lo festejó con toda su gente, para que quedara claro que el partido de amistoso no tenía nada. Uno a uno. Terminó el partido. Tras el discutible penal en el último minuto, el cuerpo técnico de Atenas y sus jugadores fueron a increpar al árbitro. La policía intervino. Hubo forcejeos. La fiesta terminó en bochorno. Al empatar, debió haber penales. Pero no los hubo. Encerrados en el vestuario, los árbitros llamaron a los capitanes y suspendieron el encuentro. La noticia provocó algunos encontronazos entre jugadores.
Los jugadores de Newbery festejaron porque entendieron que Atenas perdía por inferioridad numérica (en principio, habrían sido expulsados varios jugadores albos, aunque el árbitro, según comunicó el capitán de Atenas Luciano Susino, no los dio a conocer. No se sabe cuántos, ni quienes). Tampoco hubo, a esa altura ya era una hecatombe, premiación. Se estima que Newbery ganó la Copa. Aunque no hubo, desde el árbitro, una pronunciación oficial, ni mucho menos. Muy lentamente, los ánimos en las parcialidades se sosegaron. Los árbitros se fueron custodiados por la policía, ya pasadas la una de la madrugada.
Los equipos
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